
Se trata de la obra editorial autoría del Sr ministro de la Corte Suprema de Justicia y encargado de la Dirección de Mediación del Poder Judicial, Doctor Eugenio Jiménez Rolón.
Acabo de leer el “Pronunciamiento ante la crisis”, de destacadas personalidades del Perú, entre las cuales se cuentan muy estimables amigos y amigas de indudable vocación por el diálogo democrático.
La situación a la que se enfrenta su país está ocurriendo en muchos países de América Latina, con altos grados de polarización que no se expresan solamente en los procesos electorales sino que atraviesan profundamente la vida cotidiana, lo que a veces nos lleva a pensar en los escenarios de la década de los años setenta, en los que muchos de nuestros países se vieron inmersos en enfrentamientos extremos que condujeron a conflictos armados. Y aunque, afortunadamente, aún no observamos una violencia de esa naturaleza, el imaginario social sí refleja un grado de intolerancia política similar al de aquellos años. Esa polarización genera múltiples divisiones, desconfianza y falta de disposición hacia el diálogo, la negociación y la búsqueda de acuerdos, en aras del bien común; además de reflejarse en el hartazgo respecto a la política y el rechazo a los partidos políticos, que reflejan diversos sondeos de opinión, como el Latinobarómetro, el de World Values Survey, o el Índice de Riesgo Político del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile (CEIUC), publicado en enero de este año. Todo ello deviene en resultados autodestructivos para las sociedades, que sólo agravan los problemas de la pobreza, la desigualdad y la ingobernabilidad.
Desde luego, existen factores históricos como el legado de las dictaduras, con secuelas y heridas que no terminan de sanar, especialmente porque los procesos de conciliación o reconciliación han quedado truncados, porque la justicia de transición ha tenido falencias, o bien porque el enfoque de reconciliación no tomó en cuenta suficientemente los factores psicosociales o socioculturales. A ello debe agregarse lo poco que se ha hecho respecto a las causas estructurales de los conflictos.
La pandemia de COVID-19 vino a agravar todas esas tensiones, con secuelas de muerte, debilitamiento de los sistemas de atención primaria en salud, pérdida de empleos, inseguridad alimentaria, secuelas psicológicas causadas por el encierro, las restricciones sanitarias y la incertidumbre sobre el surgimiento de nuevas cepas o de una nueva pandemia.
La alta presencia de la narcoactividad y el crimen organizado es un factor que no ha sido suficientemente analizado en cuanto a su impacto en varios de nuestros países y en cuanto a la viabilidad de procesos de diálogo en territorios en los que el crimen organizado disputa al Estado el control territorial.
No es, por lo tanto, inusual que parezca que el camino del diálogo, la negociación y la concertación de acuerdos parezca muy difícil en sociedades altamente fragmentadas y polarizadas. Nuestros colegas peruanos así lo afirman y cito: “En una sociedad fragmentada el otro no existe, la diversidad no es reconocida, el autoritarismo se plasma en la vida cotidiana, el proceso de representación se vicia, se agrava la ausencia de los que no tienen voz, la violencia se convierte en una práctica habitual. En una sociedad así, los conflictos devienen en confrontaciones destructivas, el diálogo languidece y la atmósfera subjetiva da paso a la intolerancia, la aspereza, al hartazgo y, también, a la huida; la esperanza se esfuma, el futuro se hace gris y el compromiso se disuelve”.
¿Debemos por ello renunciar al diálogo? Algunos analistas piensan que en los contextos descritos, sobre todo cuando la desigualdad y las asimetrías de poder son muy acentuadas, no existen condiciones propicias para ello. Efectivamente, en dichos contextos es muy difícil generar confianza en los procesos de diálogo y en el diálogo mismo y esto se acrecienta cuando existen experiencias en las que los diálogos no han generado los resultados esperados o quien tiene el poder de cumplir o hacer cumplir los acuerdos no lo ha hecho.
Pero ello no implica que se deba renunciar al diálogo, pues la alternativa es el agravamiento de la polarización y la acentuación de los fenómenos que la han provocado. Además, si existiesen condiciones propicias a la construcción del acuerdo o la armonía social, probablemente no sería necesario el diálogo, pues éste se produce a través de las vías institucionales establecidas, como sucede en democracias consolidadas.
En el fondo se trata de un falso dilema: No se trata de escoger entre la disputa del poder para cambiar la correlación de fuerzas, que es legítima en cualquier sistema político y la construcción de acuerdos respecto a problemas concretos que afectan la convivencia social, ya sea por causas estructurales, emergentes o coyunturales. En la vida política se alternan la faz crítica y la faz agonal de la contienda entre posiciones distintas y contradictorias. Probablemente se trata, más bien, de identificar el momento en que es oportuna la una o la otra y no de verlas como mutuamente excluyentes.
Lo que sí implica es un desafío, a la creatividad, al diseño metodológico innovador que tenga en cuenta esas difíciles condiciones generadas por la polarización y a la comprensión de la complejidad de los procesos dialógicos y quizás, tener presente que probablemente sólo podrán cosecharse los frutos bajos del árbol, o resultados modestos en comparación con la magnitud de los problemas.
Pero, como alguna vez dijera Martin Luther King: “Aunque supiera que mañana el mundo se habría de desintegrar, igual plantaría mi manzano.“
Concluyó un nuevo encuentro del Congreso Americano de Mediación en Paraguay con más de 16.500 inscriptos.
En un destacado encuentro a distancia, la abogada Gladys Alfonso de Bareiro brindó detalles del sistema de mediación en la República del Paraguay. Cabe destacar que Ciudad del Este (4 y 5 de agosto), será la próxima sede del IV Congreso Americano de Mediación ''Diálogo, Derechos Humanos y Democracia''.
‘’Querido Josep, para mí siempre es una alegría verte’’, expresó el Dr Gustavo Skaf iniciando de esta manera el diálogo con el español y experto en gestión de conflictos en el marco del IV Congreso Americano de Mediación, sede Tucumán (Argentina).
El Salón Auditorio de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, en la Ciudad de San Miguel de Tucumán (Tucumán), fue el escenario elegido en nuestro país, para el IV Congreso Americano de Mediación ‘’Diálogo, Derechos Humanos y Democracia’’, impulsado por Fundación Mediar, junto a LograrMas y la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA).
Próximo a la realización de un nuevo encuentro del IV Congreso Americano de Mediación. ‘’Diálogo, Derechos Humanos y Democracia’’, sede Ciudad del Este (Paraguay), el equipo de redacción de elforodemediadores.com accedió a una entrevista con el Presidente de Fundación Mediar, Dr Leonardo Otarán quien contó detalles de la propuesta que año a año se renueva y con éxito.
En el 2021, el experimentado ex deportista e integrante de la Generación Dorada de básquet, Gabriel Fernández participó del III Congreso Americano de Mediación. ''Gestión de conflictos en el deporte'' fue el eje temático de un diálogo imperdible que dejó varias ''perlitas'' para siempre tenerlas presentes.
El próximo 4 y 5 de agosto, Ciudad del Este (Paraguay) será sede de una nueva edición del IV Congreso Americano de Mediación, ‘’’Diálogo, Derechos Humanos y Democracia’’. Participarán más de 20 disertantes de lujo, de 5 países.
“Juegos para un mundo mejor’’ es la propuesta de la Fundación para la Gobernanza Global y la Sostenibilidad (FOGGS) para este miércoles 29 de junio. Se discutirá si la narración de historias a través de los videojuegos puede contribuir a construir un mundo más pacífico, inclusivo y sostenible.
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