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‘’Las emociones del mediador’’

La propuesta de lectura de María Gimena Funes, de 240 páginas y Editorial Astrea tiene como idea central desarrollar la importancia de las emociones del mediador y cómo estas impactan sobre la intervención.

Artículo de opinión 24/10/2022 Marita Freiberger Marita Freiberger

Por de María Gimena Funes

La mediación es un modo-de-estar-con-otros que involucra, inevitablemente, lo que CARAM  denomina la dimensión humana de los conflictos, es decir, el fanal de luz puesto en la mediación sobre este aspecto de la subjetividad y vincularidad de quienes lo afrontan, mientras que otras disciplinas lo han centrado exclusivamente en lo jurídico.

Sin desconocer que cada conflicto se asemeja a un prisma complejo que también debe ser visto desde lo judicial, hay algo atractivo y vital que trasciende este cariz, y es el conocimiento de lo humano al que la mediación permite acceder.

Aunque las emociones tienen también cabida en el lenguaje del derecho y senderos en la interpretación judicial, el tema toma una riqueza enorme cuando lo pensamos desde esta perspectiva de apertura humanitaria que se da en el “cara a cara” de la mediación, emociones que aparecen de manera directa en nuestra interacción, en el marco de comunicación que esta metodología implica.

Somos seres sensibles. El trabajo en este ámbito permite experimentar, de modo directo, cómo el conflicto, no exento de connotaciones negativas, suele activar en las personas emociones no siempre deseadas, agitar sentimientos, influir en sus estados de ánimo. El mediador, de este modo, debe ser consciente del impacto que pueden tener las emociones sobre el éxito o el fracaso del proceso de mediación.

La mediación ha de generar la apropiación del conflicto, fomentar la comunicación, dar a las partes la oportunidad de que encuentren por sí mis más soluciones satisfactorias para la gestión de su problema (decisiones informadas) o que, al menos, puedan terminar el proceso habiendo experimentado una mejora en su relación o sintiéndose re valorizadas y fortalecidas y con una mirada más amplia sobre la problemática.

Esta tarea resultará tanto más dificultosa si la emoción no encuentra una manera apropiada de canalizarse.

La primera misión del mediador consistirá, por lo tanto, en crear un espacio donde se facilite la escucha y el diálogo, se establezca la empatía, y donde sea posible expresar las emociones de forma asertiva, sin que se generen nuevos ruidos.

Deberá estar atento desde el primer encuentro con los mediados para percibir la emoción y generar las condiciones para que ellos puedan explorarla, comprenderla y ofrecer una respuesta que conlleve una influencia adecuada en el desarrollo del proceso y en la calidad de la mediación.

En este sentido, a lo largo de estas décadas, muchos mediadores (docentes e investigadores) se han abocado a reflexionar sobre el impacto de los afectos, sentimientos y emociones de las partes en el proceso de mediación. También han propuesto al tercero ciertas pautas y recursos para su manejo.

Así, en la construcción del marco comunicacional el mediador ha de contar con una serie de aptitudes y actitudes que podrá llevar a la práctica mediante su caja de herramientas: la exploración de posiciones, intereses, opciones y alternativas de los mediados a través de la utilización de técnica como el parafraseo, el replanteo, la reformulación emocional, la legitimación, la formulación de preguntas (abiertas, cerradas y circulares), el resumen, la creación de historias alternativas y la externalización para abrir caminos a las partes; el empoderamiento o fortalecimiento, la revalorización, para dar protagonismo y valor a las personas, entre otras. Cada uno de estos instrumentos debe ser utilizado conforme a los principios éticos de autodeterminación, confidencialidad, imparcialidad, equidad y justicia que rigen todo proceso de mediación.

Pero todo este bagaje no puede excluir un elemento fundamental: la emocionalidad del tercero que (consciente o inconsciente, ignorada o rechazada, excluida o no) está siempre presente. La necesidad de ahondar en las emociones del mediador da origen a este libro, una reelaboración de la tesis “función de terceridad del mediador. El papel de sus propias emociones y las escenas temidas en el desempeño del rol”.

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Sobre el libro

Este trabajo fue escrito en 2019 en el marco de la Maestría en Mediación, dictada por la Universidad de Alcalá de Henares (España) con colaboración del Equipo IMCA Asociación Civil (Argentina) y sus jurados fueron los doctores ALBA AIELLO, MARIO ALMEIDA y DANIEL BUSTELO.

La idea central que se desarrolla en estas páginas es la importancia de las emociones del mediador y cómo estas impactan sobre la intervención.

La investigación procura dar respuestas a partir de explorar la necesidad de registro personal y reelaboración irrevocable por parte del tercero dado que algunas emociones pueden impactar de modo negativo.

Como sabemos, la emoción refleja los principios de identidad que recorren inexorablemente toda conflictiva. Ambas están unidas, por eso la amenaza a la identidad es un punto central en el conflicto, en cuyo caso el potencial destructivo aumenta en forma desmesurada.

El mediador no debe ver la emoción como un efecto colateral sino como el marco y la base de la disputa: si comprende el enorme significado que lo emocional adquiere en la mediación cuenta desde el inicio con herramientas para entender cómo las partes definen su relación y cuán motivados están para negociar.

Ahora bien, ¿qué sucede con su propia dimensión humana, vale decir, con la emocionalidad que se despierta en él en cada encuentro con los mediados, con sus historias, con sus conflictos? ¿Actúan las emociones del mediador en el proceso de mediación? ¿Se puede evitar-suprimir la influencia de estas?

Estas preguntas configuran los planteos iniciales desde los que parte este trabajo de investigación y llevan a la necesidad de reflexionar sobre el impacto de los afectos, sentimientos y emociones en el proceso de mediación, así como comenzar a descubrir ciertas pautas y recursos para su manejo.  

La propuesta que se despliega en este libro para desarrollar la autoconciencia: comenzar una exploración interna de los pensamientos y emociones del mediador frente a algunas escenas que le han resultado movilizadoras, perturbadoras, agitadas, conmovedoras, temidas, felices, tristes.

Generar, a través de la formulación de algunas preguntas, un espacio de reflexión que permita conectar esos momentos con el impacto interno para así profundizar en el autoconocimiento.

Registrar eso que vivencia internamente, identificar ese emocionar, reconocerlo, explorarlo y deconstruirlo para construir algo diferente. Desarrollar el registro personal es un camino para estar alertas si se presentaren señales que prenuncien la irrupción de alguna de las emociones llamadas “negativas” o “destructivas” (debe señalarse que tales categorizaciones no coinciden con la realidad dado que lo “negativo” o “destructivo” es lo que podemos hacer con ellas, no las emociones en sí).

No hay duda de que muchas de las experiencias que los mediadores han podido recorrer a través del propio quehacer pudieron haber resultado fallidas, otras más o menos rescatables y otras, profundamente válidas.

El tiempo, y solo el tiempo, tiene la virtud de decantar aquellas experiencias que han tenido legítima influencia en el quehacer actual. La invitación es rescatar la propia emocionalidad, ahondar en el territorio de las vivencias internas, aquellas que han quedado grabadas, por su impacto. Preguntar, explorar, deconstruir para volver a construir.

Que estos momentos de conexión con lo que se ha sentido sean como mojones a los que cada profesional pueda recurrir permanentemente para cotejar la tarea cotidiana y proyectar nuevos bocetos de trabajo.  

La propuesta apunta a que cada mediador pueda revisar no solo su propia práctica sino revisarse.

Quizás descubra que cada uno de ellos configura varios personajes de una novela. Bien podemos decir que todo ser humano es capaz de escribir por lo menos un libro: el de su propia vida, y en ese argumento en ocasiones será el héroe, en ocasiones el villano, a veces un padre autoritario o una madre mártir que representará –por momentos– desde el papel profesional.

La idea es saber que eso está en cada mediador, trabajar ese emocionar, trabajarse y ponerlo al servicio de los otros, los mediados, para que ellos puedan ejercer la autonomía, la autocomposición. Sin dudas, para obtener la emancipación es menester abordar los propios conflictos personales que generan y potencian los conflictos con los demás.

Es esencial un trabajo permanente en pos de ser mediadores biodegradables: actuar cuando sean necesitados, donde se los convoque, en el momento en que las partes lo determinen y desaparecer en la misma medida en que ellas se fortalezcan y puedan tomar las determinaciones que estimen más adecuadas.

Hay mucho que elaborar. Este trabajo, seguramente, apenas sea un pequeño umbral, apenas el preludio para cancelar la deuda que los mediadores mantienen con ellos mismos, porque si el fin es ayudar a otros a moverse de la rigidez de sus posicionamientos y poder conectarse con sus intereses, sus emociones, sus temores, sus deseos, es necesario y esencial darse el espacio de la propia reflexión sobre los sentires, miedos y vibraciones que estremecen ese lugar de tercero.

Queda un largo trayecto por recorrer, y esta pequeñísima obra apenas pueda trazar los primeros pasos: explorar el sentir cuando es perturbador o cuando facilita el quehacer, las turbaciones, ansiedades, fantasías, conectarse con las escenas temidas, entre otras situaciones.

Ojalá todo ello ayude (al menos mínimamente) a complementar y enriquecer el conocimiento que cada mediador tiene de sí mismo través del propio trabajo interno y de las supervisiones y formaciones que hayan realizado o, comprender luego de estas páginas, que son urgentes de emprender.

Este es un libro abierto, con muchas páginas en blanco que los mediadores, indudablemente, desde su vasta experiencia, pueden seguir escribiendo para hacer de la mediación una verdadera cultura de la paz.

Interesados en adquirir la obra editorial pueden hacerlo en https://www.astrea.com.ar/book/0085200

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